viernes, 21 de agosto de 2015

Audiencia 4

Audiencia 4
Lunes 10 de agosto de 2015

En la jornada del lunes 10 de agosto de 2015 se escucharon cinco declaraciones.

Declaración de Ana María Nievas
En primer lugar declaró Ana María Nievas, quien permaneció secuestrada entre marzo de 1976 y febrero de 1977.
Ana María trabajaba en Astillero Río Santiago, así como su hermana Rosa. Vivía en Berisso y había militado en la Juventud Peronista (JP).
El 5 de noviembre de 1975 fue detenida con Mario Alberto Peláez y Alberto Ramallo; los tres fueron llevados a la Comisaría de Ensenada. En aquel entonces el Astillero estaba cerrado y se vivía un clima de persecución constante. Permaneció todo el día allí con setenta u ochenta trabajadores de Propulsora, Astillero e YPF. Se encontraba detenido también el hijo de un juez de la localidad de Ranchos y ella, por ser mujer, permanecía apartada del resto. Supo que Juan Carlos Marín, Secretario General de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Ensenada, había ido a la comisaría acompañado por el Jefe de Seguridad del Astillero, Capitán Jorge Bigliardi, y que la había denunciado a ella y a otros compañeros ante la policía como "Montoneros". Por la noche fue liberada.
Meses después, el martes 13 de enero de 1976 asesinaron a su cuñado, Juan Carlos Scafide, y a Salvador Abelardo "El Pampa" De Laturi. Ana María recordó que Juan Carlos era un gran delegado y que había sido amenazado por Rubén Manuel Diéguez, quien fue Secretario Adjunto a cargo de la Secretaría General de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) La Plata, Secretario General de la Confederación General del Trabajo (CGT) La Plata y diputado provincial por el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) electo el 11 de marzo de 1973. Entre el 14 y el 15 de enero se encontraron los cuerpos dinamitados de Scafide y De Laturi en Ignacio Correas, en los alrededores de La Plata. Ana María recordó que al velatorio de Scafide asistieron cientos de trabajadores.
Poco después de aquel secuestro, el 16 de enero se llevaron a Mario Alberto Peláez, compañero del Astillero, quien apareció el día en que llevaban al cementerio los restos de su cuñado.
En aquellos días sabían que circulaba un listado de delegados que serían detenidos. El 31 de enero dos hombres fueron a buscarla a la casa de sus padres y preguntaron entre los vecinos por "la viuda de Scafide". Ana María dijo que a partir de entonces comenzó su peregrinar. Ella era delegada y se había vuelto una constante que los representantes sindicales fueran secuestrados y asesinados.
Recordó que los primeros secuestrados del Astillero fueron Miguel Ángel "Gogo" De Charras, Silvio Marotte y Alcides Emilio Méndez Paz, secuestrados el 5 de noviembre de 1975 y liberados desde la Unidad Penitenciaria nro. 9 meses después. Después de su liberación, el Director del Astillero, el Capitán Enrique Carranza, les dijo que no regresaran. Méndez Paz fue asesinado poco después.
El día del golpe el Astillero permaneció cerrado. Aquel 24 de marzo Ana María viajaba con su pareja, Hugo Daniel Carzolio, en un colectivo por Ensenada. Cerca de las 15 hs. detuvieron el micro y, después de verificar la identidad de cada pasajero en una lista, hicieron descender a Ana María. Permaneció allí dos horas aproximadamente, hasta que la obligaron a subir a una camioneta verde.
Pasaron por la puerta de su casa y se dirigieron hacia el Astillero. En la entrada se encontraba la guardia llena de hombres vestidos con uniformes verdes. Sin poder descender de la camioneta, Ana María le pidió a un hombre del personal de seguridad interna que avisara a su familia. Entonces la encapucharon y se dirigieron hasta el muelle. Allí comenzaron a golpearla. Escuchó la voz del Jefe de Seguridad del Astillero, el Capitán Jorge Bigliardi diciendo "Paren bestias"; los golpes cesaron.
La hicieron subir entonces en un ferry, en el que no había otras personas secuestradas. Después de un corto trayecto la hicieron descender y subir una escalera. La llevaron a una edificación y allí le sacaron la capucha. Luego la llevaron a una sala en donde la obligaron a desnudarse ante varios hombres y allí fue interrogada sobre otros trabajadores que hoy se encuentran desaparecidos. Entre golpes, la amenazaban con que no podría estar al día siguiente en el cumpleaños de su hijo; también simularon fusilarla.
Un médico estaba presente en el interrogatorio. Le tomaba el pulso y le recomendaba que dijera todo lo que sabía. Ana María recordó que le hicieron firmar unos papeles en los que era acusada de haber intervenido en el hundimiento de la Fragata Santísima Trinidad el año anterior.
Les dijo que creía estar embarazada de 2 meses. Entonces fue llevada a una habitación en la que permaneció sola. Allí el mismo médico que había asistido a su tortura le dio una pastilla. Luego la condujeron a otro lugar en donde se encontró con una compañera, delegada de Propulsora, quien estaba embarazada de 6 meses y cree que antes de estar allí había permanecido secuestrada en la sede de la Prefectura Naval en Ensenada.
La tercera mujer secuestrada en la Escuela Naval era la hermana de Ana María, Rosa. Su papá la había llevado a la Comisaría de Ensenada al saber que la buscaban. Allí lo hicieron salir y, una vez que Rosa quedó sola, la encapucharon y la llevaron con otros trabajadores del Astillero que se habían presentado, como José Klimavicius, a la sede de la Prefectura en Ensenada.
En el lugar en el que permanecieron alojadas había camas cuchetas; los baños se encontraban aparte. Entre el personal que la mantuvo secuestrada Ana María recordó a dos hombres, uno que "hacía de malo" y otro "hacía de bueno". Este último le pidió el teléfono de su familia y les avisó que tanto Ana María como su hermana estaban en la Cárcel de Olmos. Antes de ser traslada le sacaron fotos y le tomaron sus datos personales.
En aquel lugar permaneció cerca de una semana, diez días. Una tarde, Ana María, Rosa y la embarazada fueron trasladadas encapuchadas con el resto de los secuestrados. Eran tres micros llenos de gente; primero fueron a la Unidad Penitenciaria nro. 9, en donde dejaron a los hombres, y luego continuaron con las mujeres hasta la Unidad Penitenciaria nro. 8 en Olmos.
Recordó que en mayo de 1976 hubo una fuerte requisa; parecía que iban a fusilarlas a todas, dijo. Permanecieron en pie todo el día.
La compañera de Propulsora con la que fue trasladada desde la Escuela Naval dio a luz en aquel penal. Falleció hace poco más de un año y nunca se pudo reponer de lo que le sucedió, según las palabras de Ana María.
También recordó a Iris Pereyra, madre de Floreal Edgardo "El Negrito" Avellaneda, con quien estuvo en Olmos y Devoto. Otras compañeras detenidas allí fueron Beatriz Pastore, delegada de la Sociedad Industrial de Aparatos de Precisión (SIAP) y Rosa Ángela Daniele, quien fue trasladada a otro lugar a los tres días de haber dado a luz en la Cárcel de Olmos.
Según afirmó, a fines de junio de 1976, un domingo que era el día del padre hubo un atentado contra Jorge Bigliardi, el Jefe de Seguridad del Astillero. Poco después fueron secuestrados seis compañeros: Leonardo Diego Arias, Juan Carlos Arriola, Juan Becker, José Edgardo Cardinale, Héctor Rolando García y Luciano Roberto Sander. El único que sobrevivió fue Becker; los demás fueron brutalmente torturados y asesinados. Sus restos fueron encontrados en el camino entre Villa Elisa y Punta Lara.
A partir de junio o julio de 1976 comenzaron a realizar traslados de detenidas en Olmos a la Cárcel de Devoto. Recién el 15 de julio de 1976 tanto Ana María como su hermana quedaron detenidas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por medio del Decreto Secreto nro. 1310 / 1976.
(http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=47D63BDDCB47E573B5416E96EDE7BE4F?id=210767)
En octubre de 1976 la trasladaron a la Cárcel de Devoto. Por el Decreto Secreto nro. 388 / 1977 de fecha 11 de febrero de 1977 se autorizó su salida del país.
(http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=A807D0511246FF1B8BA8D0FDC7DFFAC0?id=211765)
Fue a Italia sin saber hablar el idioma, sin dinero. Vivió en un convento y comenzó inmediatamente a denunciar la situación de los desaparecidos en Argentina. Realizó gestiones ante la Cruz Roja y Amnesty International.
Por otra parte, su compañero, Hugo Daniel Carzolio, fue secuestrado el 6 de diciembre de 1977 en Quilmes, Provincia de Buenos Aires. Había trabajado en la sección de Cobrería del Astillero.
El día anterior habían secuestrado en Godoy Cruz, Provincia de Mendoza, a Néstor Rubén "Cuqui" Carzolio, su compañera, Nélida Aurora "Nelita" Tissone y sus dos pequeños hijos. Néstor había trabajado en el Frigorífico Swift y Nélida había sido delegada en la Municipalidad de Berisso. Los niños fueron posteriormente recuperados por la familia.
Ana María supo que Hugo permaneció dieciocho días en el Hospital San Martín de la ciudad de La Plata por las heridas que tuvo al ser secuestrado. Lo supo a través de una enfermera de aquel hospital de apellido Bustos, quien falleció en el año 2000.
Aparentemente Hugo fue visto en el Centro Clandestino de Detención "La Cacha", conocido con el apodo de "El Osito"; también existen testimonios sobre su permanencia en el Batallón de Infantería de Marina 3.
Años después Ana María regresó a la Argentina. Fue al Astillero y se encontró con que tenía la entrada prohibida. Ni siquiera podía ingresar para solicitar el certificado de años trabajados. Ella fue despedida por abandono de tareas.
Afirmó que el rol del sindicato fue terrible y que junto a la dirección del Astillero colaboraron en dar nombres a las fuerzas represivas.
Entre viajes de Italia a Argentina, comenzó a reunirse con otros compañeros en su misma situación y finalmente en el año 2006 lograron la reincorporación de catorce de ellos, Ana María incluida. En estos años se reincorporaron otros catorce.
Ahora trabaja en el Astillero nuevamente, pero perdió algunos de sus derechos; como ya han declarado otros, no puede jubilarse.
Además de narrar su secuestro, Ana María recordó que en tres o cuatro oportunidades fueron a la casa de sus padres, en donde estaba su hijo y su sobrino al cuidado de los abuelos. Su casa fue completamente saqueada. Se preguntó por qué las órdenes de tanta vejación, por qué las fábricas destruidas, su casa destruida, robada y cuatro desaparecidos en la familia.
Los delitos cometidos en perjuicio de Ana María, su hermana Rosa, su cuñado Juan Carlos, su compañero Hugo Daniel, el hermano de este y su esposa no son investigados en esta causa.

Declaración de Luis Aníbal Rivadeneira
A continuación se escuchó la declaración de Luis Aníbal Rivadeneira, quien permaneció secuestrado entre abril de 1976 y 1982.
Luis se refirió a las elecciones para nombrar delegados dentro de Propulsora Siderúrgica, una elección en la que se cometió fraude; las urnas fueron cambiadas y ni la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) La Plata ni la CGT local de Rubén Manuel Diéguez reconoció a los delegados electos de la Lista Blanca.
Luis ingresó en la fábrica después de estas elecciones y pasó a formar parte del cuerpo de delegados no reconocidos por la UOM. Por otro lado, había quedado un grupo remanente de la comisión interna anterior que era llamado de "colaboradores"; estos sí eran reconocidos por el gremio. La empresa celebraba acuerdos tanto con los delegados electos legítimamente como con los llamados "colaboradores".
El 23 de marzo de 1976, informalmente, el Gerente de Relaciones Humanas, Ricardo Cortelletti, les avisó que al día siguiente se produciría el golpe y les recomendó a los delegados que no volvieran a trabajar y que sacaran de la fábrica el material comprometedor que tuvieran. El cuerpo de delegados pasó entonces a la clandestinidad y, también informalmente, la empresa les hizo llegar una suma de dinero porque no podían presentarse a cobrar. Entre aquellos delegados mencionó a Manuel "El Viejo" Carrete, secuestrado, quien luego permaneció en la Unidad Penitenciaria nro. 9.
El 19 de abril de 1976, por la madrugada, irrumpieron en su casa en Ensenada, en donde dormía con su esposa y su pequeña hija. Rodearon la manzana, golpearon la puerta, entraron también por la casa del vecino; era un grupo de entre doce y quince hombres uniformados. Revisaron todo y se sorprendieron al encontrar los uniformes de la Prefectura de su padre, Oficial Principal de Prefectura, con quien desde joven había conocido las dependencias del Batallón de Infantería de Marina 3 y de la Prefectura Naval en Ensenada.
Lo vendaron, encapucharon y arrojaron en un camión en el que ya había otras personas secuestradas. Luis reconoció el recorrido y se dio cuenta de que los llevaban al Batallón de Infantería de Marina 3. Allí hicieron descender a algunos; el camión permaneció detenido más de una hora. Se dirigieron entonces a la sede de la Prefectura Naval en Ensenada.
Allí la sala de guardia se encontraba en la entrada. Uno de los efectivos lo reconoció; era el chofer de su padre, Miguel Ángel Rendich, quien le preguntó qué hacía allí. Lo condujeron por el costado de las dependencias hacia el fondo, en donde estaban los calabozos. Lo dejaron solo, aunque había otras personas en otras celdas. Horas después le dijeron que su padre había preguntado por él.
Permaneció en Prefectura dos días. Luego fue trasladado por personal de Prefectura a las dependencias de la Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en 1 y 60 de la ciudad de La Plata.
Allí se encontró con un grupo de trabajadores del Astillero Río Santiago, quienes habían permanecido secuestrados también en Prefectura y luego en la Escuela Naval. Entre estos recordó los nombres de José Klimavicius, Vladimiro Jorge Klimaseski y Roberto Adoníval Páez.
El personal que controlaba a los secuestrados pertenecía a la Caballería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y al Ejército. Luis era torturado diariamente.
En una oportunidad fue trasladado a un lugar que no pudo identificar para ser interrogado; cree que tal vez pudo ser la Comisaría de Punta Lara.
Luis quedó detenido a disposición del Poder Ejecutivo por medio del Decreto Secreto nro. 998 / 1976 de fecha 22 de junio de 1976.
(http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=F2DB46164D448D280DC3594DDD42B107?id=210750)
Entonces fue trasladado a la Unidad Penitenciaria nro. 9.
Por medio del Decreto Secreto nro. 850 / 1979 de fecha 11 de abril de 1979 se dejó sin efecto su detención a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y fue liberado en 1982.
(http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=0B5DF5F96CD78940BD86941974948EA5?id=212844)
Al salir en libertad intentó recuperar su trabajo en Propulsora, de donde lo habían despedido por "faltas injustificadas" tres días después de su secuestro. Pero no consiguió que lo reincorporaran sino una indemnización. Más adelante la empresa acordó una cita entre él y un desconocido, quien en un bar en Capital Federal le entregó una suma de dinero. Para Luis era claro que con esto la empresa reconocía la participación que había tenido en su secuestro y la colaboración que había prestado la empresa a las fuerzas represivas.
Remarcó que la UOM no realizó ninguna acción por los trabajadores secuestrados y que nunca reconoció su colaboración con la represión. Al mismo tiempo, el Grupo Techint trabajó activamente en la identificación de trabajadores y delegados para ser entregados a las fuerzas de seguridad.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en perjuicio de Luis están imputados Eduardo Antonio Meza, Luis Rocca y Carlos José Ramón Schaller.
En el año 2010, por el delito de tormentos aplicados en la UP 9, fueron condenados Segundo Andrés Basualdo, Elbio Osmar Cosso, Abel David Dupuy, Raúl Aníbal Rebaynera, Víctor Ríos e Isabelino Vega y absueltos Ramón Fernández, Jorge Luis Peratta y Valentín Romero. En 2011 por el mismo delito fue absuelto Pedro César Guerrero.

Declaración de Luis María Digaetano
En tercer lugar declaró Luis María Digaetano, quien permaneció secuestrado entre abril de 1976 y abril de 1977.
Luis María trabajaba en la Oficina Técnica del Astillero Río Santiago y en 1975 se encontraba realizando la traducción de notas, leyendas y medidas de la Fragata Santísima Trinidad.
Su padre debía ser operado y necesitaba sangre. Entonces recurrió a la sede de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en Ensenada pidiéndoles ayuda para trasladar a quienes serían donantes. Quienes lo atendieron buscaron en un fichero su afiliación y después de verificarla le negaron cualquier ayuda. Luis María reclamó ante lo que le parecía una injusticia y después de discutir fuertemente fue sacado a punta de pistola de la sede del gremio. Más adelante pudo ver que en cada marcha en la que participaba uno de los que había estado allí lo controlaba.
Llegó el mes de marzo de 1976 y el golpe. El Astillero cerró y al reabrir Luis María presenció los secuestros de esos primeros días. Debían hacer una cola para entrar a trabajar y la identificación de cada trabajador era cotejada en un listado. De aquellos secuestros recordó principalmente el de María del Carmen Miranda, pues vio cómo era arrastrada por los pelos ante todos los compañeros. Nunca más la vio, aunque supo que fue liberada.
Días después, el 2 de abril de 1976 fue secuestrado al mediodía por personal de la Armada o de Prefectura. Se encontraba en el Astillero trabajando. Lo llamaron de la oficina de personal y al presentarse se encontró con dos agentes de seguridad interna. Le dijeron que estaba despedido y que luego le explicarían los motivos. No le dejaron ir a buscar sus pertenencias y fue escoltado por los dos agentes hasta la entrada del Astillero.
Una vez fuera del predio, unos hombres lo hicieron parar y le pidieron sus documentos. Mientras los buscaba, lo encapucharon y lo hicieron subir a una camioneta.
El recorrido fue corto; lo llevaron a la sede de la Prefectura Naval en Ensenada. Lo dejaron en un patio tirado en el piso, con las manos atadas y encapuchado hasta la noche; luego lo encerraron en un calabozo. En aquel lugar fue golpeado.
Al día siguiente fue trasladado a la Escuela Naval. Lo llevaron en una camioneta y luego en una embarcación. Una vez que descendió, lo condujeron inmediatamente a un helicóptero, con el que fue trasladado a Capital Federal y luego conducido a un buque, que se encontraba amarrado en el puerto de Buenos Aires.
Entre el 3 y el 29 de abril de 1976 permaneció secuestrado en dos buques; uno de ellos fue el "Treinta y tres orientales", en donde permanecieron detenidos gobernadores y funcionarios peronistas.
En esos días fue interrogado por la bomba que había hundido la Fragata Santísima Trinidad el año anterior. Lo acusaban de que él había actuado como buzo y que había diseñado el atentado. Decían tener como prueba las ausencias que había tenido entre julio y agosto de 1975, meses en los que su padre había sido operado del corazón. Durante los interrogatorios era golpeado.
Luis María permaneció secuestrado siempre solo, aunque en una oportunidad pudo ver por breves instantes a Cañete, a quien también interrogaban sobre el mismo tema.
El 29 de abril de 1976 fue trasladado al penal de Devoto. Si bien su familia supo inmediatamente de su secuestro, no tenía noticias sobre el lugar en el que estaba. Al día siguiente de llegar a la cárcel pudo pasar los datos de su familia para que otros familiares se contactaran y le hicieran saber que estaba detenido allí.
Mediante el Decreto Secreto nro. 202 / 1976 de fecha 23 de abril de 1976 quedó detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.

Mientras tanto, se había iniciado una causa por el atentado a la Fragata Santísima Trinidad. En ella estaban involucrados como posibles autores Luis María y otros dos trabajadores, Cañete y Chacón.
Alrededor de los meses de julio y agosto de 1976 el juez federal de La Plata Leopoldo Russo lo interrogó en una oportunidad en la cárcel. Russo fue en representación de otro juez, Héctor Carlos Adamo. Luis María recordó que Russo le preguntó a su secretario: ¿Qué tenemos de este muchacho en la causa? El secretario le respondió que sólo tenían sus datos personales, no había ninguna acusación. Luis María les contó entonces lo que le preguntaban en los interrogatorios que padeció en el buque. Además de Russo y su secretario, estaban presentes un fiscal y su secretario y un supuesto abogado defensor.
Recordó que en aquella cárcel vio a Cañete y Miguel Ángel De Charras.
En septiembre de 1976 fue trasladado a la Unidad Penitenciaria nro. 9, desde donde fue liberado el 4 de abril de 1977.
Mediante el Decreto Secreto nro. 835 / 1977 de fecha 30 de marzo de 1977 quedó sin efecto su detención a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.

En la UP 9 permaneció detenido con Luis Ricardo Córdoba, Miguel Ángel De Charras, Luis Alberto Díaz, compañeros del Astillero.
Antes de salir en libertad, en diciembre de 1976 el juez Adamo lo sobreseyó provisoriamente en la causa en la que investigaban el atentado a la Fragata. Sin embargo, una vez libre Luis María trató de conseguir el sobreseimiento definitivo. Presentó notas en el juzgado, pero estas desaparecían y nadie sabía darle una respuesta sobre el avance de la causa. En una oportunidad, reclamando por esta situación en el juzgado, un hombre que dijo ser el juez le explicó que no podían sobreseerlo definitivamente porque la causa "no estaba más".
Quiso recuperar su trabajo y volvió al Astillero con el certificado del penal y el telegrama que habían enviado a su casa despidiéndolo por inasistencias injustificadas, pero no lo dejaron ingresar al predio. Después de horas de insistir fue escoltado hasta la oficina de personal en donde le dijeron que presentara una nota pidiendo su reincorporación al Director. Más adelante recibió la respuesta: el Astillero no revería su decisión.
Entonces quiso empezar a estudiar en la Universidad de La Plata. Fue recibido por el decano, pero pocos días después este le comunicó que por decreto no podía ingresar en ninguna dependencia del Estado.
Intentó trabajar poniendo un taller mecánico. Logró la habilitación y trabajaba tomando todos los recaudos sobre la documentación de los vehículos que reparaba. Sin embargo, una vez por semana, personal de la Comisaría de Berisso se presentaba pidiéndole los papeles de los autos, acosándolo permanentemente y amenazándolo con cerrar el taller.
También se presentó en una empresa que trabajaba para la Destilería YPF. Cuatro meses después de comenzar a trabajar le prohibieron el ingreso.
Tuvo una carnicería y en democracia trabajó en empresas y cooperativas. Luis dijo que volvió a su querido Astillero en el año 2009. Intentó ingresar en el año 2006, cuando comenzó la reincorporación de trabajadores que perdieron su trabajo en circunstancias similares a las suyas pero, aclaró, el Presidente de aquel momento -Julio César Urien- no lo quiso reincorporar. En 2009 tuvo que ingresar como peón; intentaron mandarlo al área de vigilancia pero él quería trabajar. Si bien tiene años de aportes hechos para poder jubilarse, no se le reconocieron los años de aportes caídos. Luis María dijo que no hay quien repare el daño que les hicieron.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en perjuicio de Luis María sólo está imputado Carlos José Ramón Schaller.

Declaración de Perla Amelia Diez
Luego se escuchó la declaración de Perla Amelia Diez, esposa de Eduardo Oscar Schaposnik, quien permaneció secuestrado entre junio de 1976 y 1982.
Eduardo había estado afiliado desde chico al Partido Socialista Democrático. Era estudiante avanzado de medicina y miembro del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). También su esposa, Diana Noemí Conde, era miembro del partido. Ambos tenían una hija pequeña.
Fue secuestrado el 4 de junio de 1976 en el domicilio de sus padres, ubicado en el centro de la ciudad de La Plata. Estaban presentes su mamá y sus dos hermanas, Rosa y Susana. Su padre se encontraba exiliado. Hombres que se presentaron como pertenecientes a la Policía y al Ejército lo estaban esperando allí desde el día anterior. Le hicieron preguntas por unos volantes del gremio de Salud, luego lo golpearon, lo ataron y se lo llevaron.
Eduardo pudo reconocer el recorrido que hicieron; lo trasladaron a las dependencias de la Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires ubicadas en la calle 1 y 60 de La Plata.
Desde allí fue trasladado muchas veces para ser interrogado y torturado en la sede de la Prefectura Naval en Ensenada. Le rompieron cinco costillas, le quemaron las plantas de los pies y las palmas de las manos, simulaban fusilarlo, enterrarlo, entre otros tormentos.
Esos traslados los realizaban en una camioneta verde marca Dodge. Era llevado siempre con distintas cantidades de personas secuestradas; algunas veces torturaban a todos y otras a algunos. Después de ello lo llevaban siempre de regreso a 1 y 60. Allí permanecían secuestradas mujeres, hombres, adolescentes, obreros. Eduardo pudo reconocer la presencia de Ramón Juan Alberto Camps, Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, y Antonio José Plaza, Arzobispo de La Plata.
El 23 de septiembre de 1976 fue trasladado a la Unidad Penitenciaria nro. 9.
Mediante el Decreto Secreto nro. 1769 / 1976 de fecha 23 de agosto de 1976 quedó arrestado a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.

Por medio de los Decretos Secretos nro. 427 / 1977 de fecha 17 de febrero de 1977, nro. 388 / 1978 de fecha 14 de febrero de 1978, nro. 1283 / 1979 de fecha 1º de junio de 1979 y nro. 975 / 1980 de fecha 13 de mayo de 1980 se le denegó la salida del país.

Mediante el Decreto Secreto nro. 1166 / 1982 de fecha 18 de junio de 1982 se modificó la forma de arresto, cambiándola por la de libertad vigilada.
Eduardo declaró muchas veces: ante la misión enviada por la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Juicio a las Juntas, la Causa Camps, en medios periodísticos. A lo largo de los años trabajó con Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas; con jóvenes y niños en el Taller de la Amistad todos los sábados durante quince años. También fue carpintero y cooperativista.
Cuando Eduardo fue secuestrado estaba casado con Diana Noemí Conde, quien fue secuestrada el 15 de marzo de 1978 en Mar del Plata; hoy se encuentra desaparecida. Por su parte, Perla estuvo detenida y una vez en libertad se casó con Eduardo. Lo que narró en la audiencia fue una reconstrucción que hizo a partir de las declaraciones hechas por Eduardo.
Por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en perjuicio de Eduardo sólo está imputado Carlos José Ramón Schaller.
En el año 2010, por el delito de tormentos aplicados en la UP 9, fue condenado Elbio Osmar Cosso.

Declaración de Rubén Emilio Oscar Schaposnik
Finalmente, fue el turno de Rubén Emilio Oscar Schaposnik, hijo de Eduardo Oscar Schaposnik y Perla Amelia Diez.
En su declaración se refirió a la militancia de su padre, a las circunstancias del secuestro y las torturas. Destacó la labor de su padre en la construcción de las listas de compañeros desaparecidos de Berisso, Ensenada y La Plata y afirmó que los tormentos que padeció hicieron mella en su salud. Su padre falleció en el año 2004.


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