viernes, 18 de septiembre de 2015

Audiencia 9


En la jornada del lunes 14 de septiembre de 2015 se escucharon seis declaraciones.

Declaración de Ángel Oscar Revoledo
En primer lugar declaró por videoconferencia desde Copenhague Ángel Oscar Revoledo, hermano de Mario Horacio Revoledo.
La declaración comenzó con dificultades para recibir adecuadamente el audio, pero fue mejorando a medida que la audiencia fue avanzando.
En primer lugar Ángel se refirió al secuestro de su hermano. Dijo que Mario vivía en Berisso con su familia, era afiliado al Partido Justicialista (PJ) y trabajaba en Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Puerto La Plata. El 18 de mayo de 1977 un conjunto de personas de civil, quienes dijeron pertenecer a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, se presentaron en el domicilio de Mario. Estaban allí su esposa y sus dos hijos, sus padres y su hermano menor. Mario estaba trabajando; lo esperaron hasta que regresó y se lo llevaron con rumbo desconocido. Supo por comentarios que habría estado secuestrado en la Escuela Naval y en el Batallón de Infantería de Marina 3. Hoy se encuentra desaparecido.
Luego relató las vicisitudes de su propio secuestro. Ángel trabajaba desde 1968 en el Frigorífico Swift en Ensenada y militaba en la agrupación Descamisados, parte de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP).
Recordó claramente que el 12 de junio de 1974 fue la última vez que Perón habló por cadena nacional. Él estaba en la Escuela Naval trabajando y los hicieron salir antes de terminar la jornada. Entonces fue a casa de sus suegros. Él vivía en Villa Zula, Berisso, y al regresar por la noche a su casa supo que momentos antes una patota había ido a buscarlo. Con su mujer e hijos se fueron a la casa de un amigo.
Al día siguiente, en el frigorífico, un empleado de seguridad, un sereno, le dijo "¿Tuviste visitas anoche?". El apellido de aquel hombre era Meza y solía andar por el lugar acompañado por un efectivo de Prefectura Naval que no trabajaba en el Swift. Ángel recordó además algunas características de Meza; llevaba el guardapolvo bien almidonado, usaba mucho perfume y no se perdía ninguna asamblea política dentro de la fábrica.
El 27 de marzo de 1976 Ángel fue secuestrado por la Prefectura naval desde su lugar de trabajo. Fue trasladado a la sede de la Prefectura Naval en Ensenada, en donde fue interrogado bajo tortura con golpes y descargas eléctricas. Pudo percibir que quien lo interrogaba era el mismo Meza que conocía del frigorífico. Lo golpeó en la cara, rompiéndole la nariz; su pulóver y un pañuelo quedaron manchados con sangre. Meza le preguntaba insistentemente por Néstor Narciso Fonseca, "Pichila", compañero de trabajo de Ángel.
Después de estar allí casi un día con los ojos vendados, fue trasladado a un lugar cercano al agua. Le levantaron la venda de los ojos, le ofrecieron un cigarrillo y le dijeron que lo iban a matar. Ángel escuchaba disparos y cosas que caían al agua. Insistían en que dijera en dónde estaban las armas, el dinero. Finalmente, le vendaron los ojos y lo llevaron en lancha al Liceo Naval en la Isla Santiago.
Ángel tenía mucha tos y un médico lo vio. Estaba vestido con su uniforme y tenía un arma; lo único que hizo fue darle pastillas para la tos. Luego lo interrogaron; un grupo de suboficiales, cabos de la marina, le decían que dijera todo lo que sabía, que no se hiciera pegar. Él se daba cuenta de que estaba en el Liceo por los parlantes típicos del lugar y la sirena del frigorífico.
Allí permaneció una noche y luego lo condujeron a la Escuela Naval caminando, atravesando un puente. Lo llevaron a la cancha de fútbol y permaneció en los vestuarios. Ahí volvieron a golpearlo mientras lo interrogaban sobre dinero y armas y Fonseca. Nuevamente Meza participaba del interrogatorio.
Pasó allí más de una semana, aunque no lo sabe con certeza porque perdió la consciencia del tiempo. Había otra persona secuestrada con él, pero no hablaban. Escuchaba cómo los infantes de marina, que hacían las veces de guardias, comentaban que en la caldera de la Escuela Naval las personas eran incineradas.
Mientras tanto su madre y su esposa realizaban gestiones para encontrarlo. Fueron a la Escuela Naval y les dijeron que ese lugar estaba dedicado a la enseñanza, que no había nadie detenido allí. En la Comisaría de Berisso les dijeron que era un secreto militar el paradero de Ángel y no lo podían revelar. A Prefectura Naval ni siquiera podían acercarse. El propio Meza fue un día a su casa y les dijo que habían matado a Ángel; les mostró el pulóver y el pañuelo ensangrentado que tenía en su poder.
Relató que un día fue trasladado a las dependencias que la Policía de la Provincia de Buenos Aires tiene en la calle 1 y 60 de la ciudad de La Plata. En ese lugar permaneció secuestrado un mes aproximadamente. Allí también fue torturado, pero por personal policial. Entre las personas que estaban alojadas con él recordó a un estudiante de medicina, "El Loco" Pedro, a quien le hacían tocar la guitarra.
Luego lo trasladaron a otro lugar, no muy lejano. Ángel piensa que tal vez era el Centro Clandestino de Detención ubicado en donde antes estaba la antena de Radio Provincia, "La Cacha".
Finalmente fue llevado a la Unidad Penitenciaria nro. 9. Allí estuvo varios meses sin figurar en ningún lado, hasta que fue "blanqueado".
Por medio del Decreto Secreto nro. 1310 / 1976 de fecha 15 de julio de 1976 se dispuso su arresto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=210767
Recordó que el director de aquella cárcel, René Jacinto Parenti, le dijo que "lo iban a inscribir" y que lo había pedido el Servicio de Inteligencia de la Marina (SIN); si se lo llevaban, no podían hacer nada. Entre las personas con las que compartió su cautiverio en la UP 9 recordó a "El Loco" Pedro. Ángel fue liberado y se exilió.
Por medio del Decreto Secreto nro. 1840 / 1977 del 27 de junio de 1977 se denegó su salida del país.
http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=211653
Por medio del Decreto Secreto nro. 2082 / 1979 de fecha 28 de agosto de 1979 se autorizó su salida del país a Suecia.
http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=F01F45ADB5D33A24D04B9053EF8EAF84?id=213083
Los delitos cometidos en perjuicio de Ángel no son investigados en este juicio. Por la privación ilegítima de la libertad de su hermano, Mario Oscar Revoledo, están imputados Juan Carlos Herzberg y Antonio Vañek.

Declaración de Alberto Oscar Lannoo
A continuación se escuchó la declaración de Alberto Oscar Lannoo, quien permaneció secuestrado entre marzo de 1976 y fines de 1978.
Relató que entre los 17 y los 20 años cursó estudios de Marina de Guerra, pero se dio de baja porque no era lo que le gustaba. Luego comenzó a trabajar en Propulsora Siderúrgica. Allí no tenía actividad sindical ni política, aunque simpatizaba con el Partido Comunista (PC). Vivía en Berisso y en marzo de 1976 estuvo un tiempo con parte de enfermo; tenía que reintegrarse a trabajar el 24 de aquel mes. Al concurrir encontró la fábrica cerrada; también al día siguiente.
Recién el 26 de marzo de 1976 Propulsora abrió. Alberto se presentó, pasó por el servicio médico, en donde no verificaron si estaba en condiciones para trabajar y lo mandaron a reintegrarse. Como todos los días atravesó la puerta de ingreso, pero aquel día había personal de la Prefectura Naval o de la Armada Argentina. Controlaron su nombre y apellido en un listado y lo dejaron entrar. Marcó tarjeta y se le acercó un hombre uniformado, de verde; no sabía quién era. Este lo acompañó hasta el vestuario y mientras Alberto se cambiaba de ropa aquel militar revisaba su casillero. Alberto recordó que era normal en aquel entonces tener volantes o libros; él los tenía de todos los colores. Después de encontrarlos, el militar lo hizo salir y subir a un camión, en donde había otras personas. Momentos después Alberto se dio cuenta de que lo estaban secuestrando.
Antes del mediodía, al salir del predio de la fábrica, el camión se detuvo y un hombre les tiró a todos una lona encima. Fue un viaje corto y cuando levantaron la lona estaban en la sede de la Prefectura Naval en Ensenada.
Allí le pegaron, lo amenazaron y lo llevaron atado y con los ojos vendados a una habitación. Un hombre se acercó varias veces para decirle que lo conocía, que era su amigo y que no le pasaría nada. Mientras tanto Alberto escuchaba gritos. Horas después lo sacaron a un patio, en donde lo obligaron a permanecer parado con las manos apoyadas en la pared. También había otras personas en las mismas condiciones que él; todos eran amenazados con ser fusilados. De a poco se iban llevando a algunos; más adelante supo que eran compañeros de Propulsora y del Astillero. Tiempo después lo llevaron a otro lugar dentro del mismo predio, en donde permaneció con una o dos personas más.
En Prefectura lo interrogaron, especialmente por un compañero de trabajo con el que compartía el mismo puesto, Salvador Abelardo De Laturi, "Pampa", quien había sido asesinado en febrero de 1976.
Por la madrugada lo llevaron hacia el puerto, en donde lo hicieron subir a un ferry o lancha; lo amenazaban con tirarlo al río. Atado y con los ojos vendados lo llevaron a la Base Naval. Una vez allí lo condujeron al Liceo Naval, a un lugar abierto, con divisiones de chapa o alambre y lo tiraron en un camastro. Alberto estaba muy cansado y asustado. Conoció entonces a Kiril Chakaroff Nicolof, "El Zapatero"; era de Berisso y militante del Partido Comunista (PC). Kiril lo contuvo hasta que se quedó dormido.
Despertó al día siguiente con gritos, insultos, detonaciones. Por la noche lo llevaron al baño atravesando un pasillo largo y bajando una escalera. Además de las amenazas y los golpes, Alberto dijo que era una tortura ver cómo se iban llevando a sus compañeros sin saber adónde.
El 28 de marzo lo sacaron de allí y lo llevaron a la Unidad Penitenciaria nro. 9. En aquella prisión supo que otros compañeros habían pasado por circunstancias parecidas a las suyas y estaban detenidos allí con él. Recordó a Jorge Bogusas, Carmelo Cipollone, Luis Ramón Etchepare, Héctor Emilio Galeazzi, Roberto Muñoz, Roberto Adoníval Páez, Juan Pombo, Ángel Oscar Revoledo, Luis Aníbal Rivadeneira, "Toti", Hugo Ernesto Ruiz Díaz. Permaneció en aquel lugar dos años y diez meses.
Por medio del Decreto Secreto nro. 1310 / 1976 de fecha 15 de julio de 1976 se dispuso su arresto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=210767
Por medio del Decreto Secreto nro. 2390 / 1978 del 9 de octubre de 1978 se dejó sin efecto su arresto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=211990
Al salir de la cárcel estaba asustado; tardó un mes para poder ir a Propulsora a solicitar que lo reincorporaran porque lo habían despedido por abandono de tareas. Habló con Néstor Corteletti, quien le dijo que aceptara el dinero que le ofrecían -una especie de indemnización- y que no pidiera nada más. Por aquel dinero le hicieron firmar un comprobante.
Alberto dijo que le costó mucho salir a buscar trabajo. Un compañero de la UP 9 le consiguió un lugar en una constructora que tenía a cargo obras en un barrio de Berisso. A partir de entonces comenzó a trabajar.
Los delitos cometidos en perjuicio de Alberto no son investigados en este juicio.

Declaración de Diego Horacio Revoledo
En tercer lugar declaró Diego Horacio Revoledo, hijo de Mario Horacio Revoledo.
Relató que cuando secuestraron a su padre él iba a cumplir 3 años. Su mamá le contó lo que pasó la noche del 17 de mayo de 1977. Cerca de las 19 hs un grupo de hombres, en cuatro autos, se presentaron preguntando por su padre. Juntaron a toda la familia en su casa y permanecieron allí toda la noche. Por la mañana, cuando Mario llegó de trabajar, se lo llevaron.
Su madre fue a la Brigada de Investigaciones La Plata a denunciar el hecho; allí vio a tres de los habían participado en el operativo. Un compañero de trabajo dijo que tenían a su padre en un camión de la marina.
Refirió además que su papá militaba en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), tal vez delegado en la Destilería La Plata de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y ayudaba a la gente de los barrios.
Relató también que se crió con su mamá y que siempre fue dura la ausencia de su padre en la infancia y en las fechas importantes, como cuando nació su hija.

Declaración de Alicia Susana Bordoni
Luego se escuchó a Alicia Susana Bordoni, prima hermana de Mario Horacio Revoledo.
Dijo que vivía en La Plata cuando cumplió 18 años, el 17 de mayo de 1977, el día que secuestraron a su primo. Él trabajaba en YPF, era muy solidario, digno, un excelente padre; tenía 27 años y militaba en Montoneros.
Por comentarios y noticias posteriores pudo reconstruir lo que sucedió con Mario. El 17 de mayo ingresó en su casa un grupo numeroso de civiles y uniformados que se presentaron como "fuerzas conjuntas". Cercaron la manzana y buscaban a su primo. Él estaba trabajando; hacía el turno noche en aquella época. En la casa estaba la esposa de Mario y sus dos hijos pequeños, Claudia y Diego; también estaba viviendo allí la esposa de su otro primo, Ángel -detenido en la UP 9-, con sus hijos. Era una casa humilde en un terreno compartido también con los padres de Mario y Miguel, el hermano menor. Los juntaron a todos, los maltrataron y pasaron así toda la noche.
Como todos los días, Mario regresó cerca de las 7 de la mañana. Antes de que se lo llevaran les pidió que lo dejaran despedirse de sus hijos; no se lo permitieron.
A partir de entonces la familia quedó en una situación de desamparo y desorientación inmensa. Fueron al trabajo a pedirles que mantuvieran el puesto hasta que regresara; lo despidieron por abandono de tareas. La esposa de Mario lo esperó durante muchos años; incluso escuchaba que le golpeaba la ventana a la mañana, como si volviera de trabajar.
El padre de Mario murió un año después; su mamá participó en la formación de Madres de Plaza de Mayo, pero su salud se debilitó y fue internada en un neuropsiquiátrico. La familia vivió el desamparo económico y la angustia permanente, factores que se repitieron en muchas otras familias.
Alicia relató que participó en Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y que toda la familia realizó infinitas averiguaciones para saber qué pasó con su primo. Hasta el presente nadie dijo haberlo visto en ningún Centro Clandestino de Detención.
También señaló que su primo desapareció doblemente: en forma física y como hombre de trabajo, como sostén de familia. El Estado nunca asistió a su familia. Los niños participaron en el Taller de la Amistad y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) gestionó un lugar para que pudieran vivir. La mujer de Mario murió y los hijos se quedaron siempre con la imagen ausente de su padre. El hermano de Mario salió deportado del país a Suecia, en donde se exilió con su esposa e hijos.

Declaración de Estela de la Cuadra
En cuarto lugar declaró Estela de la Cuadra, hermana de Roberto José de la Cuadra.
Relató que Roberto trabajaba en la línea de micros 520 desde septiembre de 1973. Estaba casado con Gladys Noemí Dagán y tenían un hijo, Emiliano. Militaba en contra de la burocracia sindical.
En 1975 se realizaron una serie de movilizaciones de choferes de muchas líneas de micros. Entre ellas recordó un piquete que hicieron en el centro de la ciudad de La Plata. Luego fueron recibidos en la gobernación y Victorio Calabró, después de esa reunión, solicitó trece libretas de trabajo; entre ellas estaba la de su hermano.
En junio de 1975 secuestraron a un compañero de trabajo de su hermano, Francisco Oscar Paz, "Tito". Entonces Roberto dejó el trabajo, así como otros compañeros. Inició un periplo por el interior que terminó en septiembre de aquel año, cuando regresó a La Plata e ingresó en la Destilería La Plata de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
Allí continuó su militancia contra la extensión del horario avalada por el sindicato. En una oportunidad Roberto ingresó en secreto volantes y los repartió en el baño de la fábrica. Al salir alguien del sindicato lo vio. Por otra parte, gente de civil merodeaba por su barrio preguntando a los vecinos por él.
El 2 de septiembre de 1976 se reunió en la casa de sus padres en La Plata con unos compañeros de trabajo, Raúl Alfredo Bonafini y Eduardo Daniel San Pedro. Roberto les contó lo que había sucedido en YPF y cómo era controlado. Terminaron la reunión y Roberto le pidió prestado el auto a su padre para llevar a su esposa a la casa de sus suegros.
Después de que Roberto y sus compañeros se hubieran ido, llegaron unas veinte personas en cuatro autos, vestidos de civil, con medias en la cabeza y pintados, preguntando por él. Uno de ellos parecía diferente a los demás; parecía tener voz de mando y lucía la remera característica de la Armada. El padre se descompuso y llamaron a una vecina, Lila Calderón, para asistirlo, pues habían decidido llevarse secuestrada a su madre, Alicia Zubasnabar, "Licha". Mientras estaban saliendo del edificio Roberto aguardaba en la entrada; había regresado a dejar el auto y se encontró con el operativo; aquel era el domicilio que tenía en el legajo de trabajo. Al descubrir que era Roberto, hicieron subir a su departamento a "Licha" y se lo llevaron.
Momentos después llegó el suegro de Roberto, Quito, y les dijo que también habían secuestrado a Gladys. La familia comenzó con el paradero de los dos. Querían presentar un habeas corpus pero les faltaba el número de documento de Gladys. Quito, quien también trabajaba en YPF, pensó en obtenerlo del legajo de trabajo de Roberto y fue a solicitarlo; le informaron que el legajo había sido retirado.
Días después apareció Gladys. La habían torturado y traía consigo la funda de plástico del documento de Roberto. Contó que en el lugar en el que permaneció secuestrada se escuchaban pajaritos y ruido de trenes.
Meses después, el 23 de febrero de 1977 secuestraron a su otra hermana, Elena, embarazada de cinco meses. En el mismo operativo secuestraron a cinco personas más: Héctor Carlos Baratti -esposo de Elena y trabajador de Propulsora-, Roberto Eduardo Bonín -del Astillero Río Santiago-, los hermanos Simón Pedro -también del Astillero- y Norma Estela Campano -odontóloga y trabajadora del Ministerio de Salud- y Humberto Luis Fraccarolli -ayudante de una cátedra de la carrera de Psicología y trabajador del Ministerio de Economía-. Todos fueron llevados a la Comisaría 5ta de La Plata.
Tiempo después, una persona que no se identificó llamó al teléfono de una vecina de los de la Cuadra para darles un mensaje de Elena; decía que continuaba embarazada y que su marido y su hermano estaban bien. Después de ese mensaje no tuvieron más noticias sobre Roberto.
Años después supieron que Baratti, Bonín y Fraccarolli fueron trasladados juntos a distintos Centros Clandestinos de Detención. Supieron a través de Liliana Barone que entre mayo y julio de 1978 Baratti se encontraba secuestrado en el Batallón de Infantería de Marina 3; Liliana había sido secuestrada cuando fueron a buscar a su hermano, Gerardo Adolfo Barone. Héctor fue asesinado en un vuelo de la muerte el 6 de diciembre de 1978. Sus restos fueron encontrados con los de otras personas que habían permanecido secuestradas en "El Olimpo"; fue identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Estela se refirió al interés que la Fuerza de Tareas 5 tuvo en perseguir a los trabajadores de la línea 520 y la  caracterizaban al frente de las luchas que llevaban adelante con otras líneas de micro. Pudo comprobar el seguimiento que hicieron en el año 1975 y 1976 sobre las movilizaciones y su hermano a partir de los documentos de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA). En ellos encontró que le adjudicaban erróneamente militancia en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y el peronismo revolucionario; Roberto militaba en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). También encontró que decían que en su domicilio funcionaba una célula. Roberto se reunía en su casa con compañeros de militancia, Daniel San Pedro, Arcángel "Cacho" Herrera -del Swift-, Eduardo Herrera y José Changazzo, todos secuestrados en distintos momentos.
Descubrió además que el Grupo de Tareas 2 envió un informe de inteligencia sobre las líneas de colectivo diciendo que lo había recibido de parte de la Prefectura Naval.
Su hermano además había sido señalado por el sindicato al que pertenecía, el Sindicato Único de Petroleros del Estado (SUPE) Ensenada. A fines de 1975 el Secretario Adjunto convocó a una reunión a la administración de YPF y a los militares; por YPF asistió Bacigalupi, encargado de seguridad de la Destilería La Plata. El Secretario Adjunto les entregó una lista de trabajadores "revoltosos". Estela consideró que aquel actuó como si fuera personal civil de Inteligencia.
También recordó que el legajo de su hermano fue sacado de YPF y que, según las constancias obrantes en él, se siguió la misma metodología que en otros casos, una especie de protocolo. Hicieron constar que Roberto abandonó su trabajo y detallaron en una cuenta los artículos que debía a la empresa: botines, mameluco. Recordó las similitudes que existen con el legajo de Alberto Agapito Ledo, a quien el ex jefe del Ejército, César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, hizo aparecer como desertor.
Recordó a otro compañero de su hermano de la línea 520, Daniel Alfredo Inama, desaparecido. Su madre, Lucila Ahumada, Madre y Abuela de Plaza de Mayo, murió ahogada en la inundación de abril de 2013 en la ciudad de La Plata sin haber encontrado a su hijo ni a su nieta o nieto. Estela se mostró indignada al recordar que a las víctimas de aquella inundación les impidieron acercarse al acto que el gobernador y otras personalidades en campaña estaban realizando frente a la Comisaría 5ta de La Plata. Consideró que fue una buena actitud del tribunal solicitar la desafectación de las instalaciones para crear allí un sitio de memoria pero, dijo, fue una actitud que terminó siendo ofensiva y afirmó que no puede tolerarse que un campo de concentración sea pintado "de naranja", los colores de campaña del gobernador Daniel Scioli. El público aplaudió efusivamente sus palabras.
Pidió que se desclasifiquen los archivos de inteligencia de la Armada y de la Prefectura Naval, que se investigue el rol de la burocracia sindical en la desaparición de obreros y la complicidad de los vicarios castrenses -empleados del Estado- con la represión, circunstancias que surgen de múltiples declaraciones del Juicio por la Verdad.
Recordó además que su esposo, Gustavo Ernesto Fraire, y otros compañeros de militancia como Ricardo Alfredo Moya o Rodolfo Alberto Crespo estudiaron en el Liceo Naval, pero eligieron no formar parte de las fuerzas represivas, de la Fuerza de Tareas 5.
También recordó a su mamá, "Licha"; su última actividad antes de morir fue reclamar por la aparición de Jorge Julio López, de cuya segunda desaparición se cumplen nueve años el próximo viernes 18 de septiembre.
Por la privación ilegítima de la libertad de Roberto José sólo está imputado Jorge Alberto Errecaborde.

Declaración de Elda Nilia Abarzúa
Finalmente, fue el turno de Elda Nilia Abarzúa, hermana de Oscar Rubén Abarzúa.
Su hermano vivía en Neuquén y era delegado ante el Sindicato Único de Petroleros del Estado (SUPE); tenía tres hijas y un hijo chiquitos y se había separado de su mujer. Entonces vino a Buenos Aires para que su familia le ayudara en el cuidado de sus hijos mientras trabajaba. Recordó que era muy organizado y que siempre buscaba lo mejor para los que lo rodeaban.
Comenzó a trabajar en la Destilería La Plata de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). El 14 de diciembre de 1976 Oscar salió de trabajar y no regresó a su casa. Pensaron que tal vez se habría ido a un terreno en Florencio Varela, en donde estaba construyendo su casa. Pasados dos días comenzaron a averiguar qué le había sucedido.
La primera noticia sobre él la tuvieron a través de otra hermana que trabajaba en la Sede Central de YPF. Recibió allí un llamado anónimo en el que le informaron que Oscar había salido de YPF para tomar el tren en dirección a La Plata y mientras lo estaba esperando lo secuestraron. Además le hizo tomar nota del plano del lugar y de cómo lo llevaron. Esa persona había estado con Oscar en el momento del secuestro.
El 18 de diciembre llegó su otro hermano, Rodolfo, de Ushuaia. Le contaron que Oscar estaba desaparecido y fue a preguntar a YPF; allí le dijeron que se lo habían llevado los de la marina. Fue entonces a la Base Naval, en donde fue atendido en la entrada, sin hacerlo pasar; se negaron a darle cualquier información. Además habló con Juan Carlos Crespi, quien le dijo que se dejara "de joder", que iban a terminar en el fondo del mar, que ellos de eso no se ocupaban. Después de las averiguaciones por su hermano, Rodolfo fue despedido.
Por su parte, Elda también trabajaba en YPF, en la Sede Central. Fue secuestrada y permaneció tres o cuatro días desaparecida. No pudo hacer comentarios sobre lo que le sucedió, pero aseguró que podría y querría hacerlo en otra oportunidad. Dijo que estuvo internada y que se refugió en la ayuda del psiquiatra. Expresó que han pasado cuarenta años de cosas escondidas, guardadas y que lo mejor que puede pasar es que ahora salgan a la luz.
Los delitos cometidos en perjuicio de Oscar y Elda no son investigados en este juicio.
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En la audiencia anterior habían anunciado la declaración de Rodolfo Abarzúa; se leyó un certificado en el que expresaba que no se presentaba a declarar por razones personales. Queda pendiente ver si podrá hacerlo más adelante.
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La próxima audiencia fue convocada para el lunes 21 de septiembre a partir de las 9.30 hs. Se prevé la declaración de Dionisio Puz, Mirta Samallano, Juan Alberto Magliaro, Erminia Galván, Fernando Galván, Miguel Revoledo y Luis Alfredo Mendoza.

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